La calle Laurel una deliciosa esperiencia en Logroño

La Calle del Laurel (conocida como Calle Laurel) es una de las calles del casco antiguo de Logroño (La Rioja, España), famosa por ser un lugar típico de tapeo de la ciudad.

La calle se encuentra a escasos 50 metros del actual centro de la ciudad, el Paseo del Espolón. El acceso a la misma se realiza a través de las calles Capitán Gallarza, Albornoz y Travesía del Laurel

En los poco más de 200 metros que forman esta calle y sus alrededores están establecidos más de 40 bares y restaurantes, ofreciendo todos ellos distintas tapas, más conocidas en el norte de España como pinchos.

A diferencia de otras zonas gastronómicas de los alrededores, la costumbre es que en cada bar se ofrezcan una o dos especialidades, desde las más típicas como son el champiñón, la seta, el pincho moruno, la tortilla de patatas, los embuchados, la oreja de cerdo o las patatas bravas, hasta otras con nombre propio como el "Cojonudo", los "Rotos", el "Tío Agus" o el "Zorropito", siempre acompañadas por el vino de la región: el Rioja.

A la zona de pinchos compuesta por esta calle, sus aledañas Albornoz, San Agustín y Travesía del Laurel, y la vecina Calle San Juan, se las conoce como "La Senda de los Elefantes", ya que se dice que todo el que entra sale con trompa y a cuatro patas. Existe un folleto sobre los establecimientos hosteleros de la zona, editado por la oficina de turismo con este nombre.

El Jamonero Pata Negra es uno de los ‘jóvenes veteranos’ (1997), pero mejor ‘avenidos’ de la Calle del Laurel. Su posición estratégica en la confluencia de la Travesía y de la Calle del Laurel hace del Pata Negra uno de los lugares preferidos para quedar con los amigos. Además de servir en barra todo tipo de bocatitas de jamón, en el interior, el jamonero posee un salón con mesas en el que poder degustar embutidos, quesos y patés. Eso sí, siempre regados con un buen vino.

Un Clásico de la Calle Laurel, el Donosti. Aquí podemos degustar un Pincho pionero en la calle Laurel por su estilo. Combina los mejores boletus con jamón de reserva. Muy bien acogido por la 'parroquia' del Donosti.

La gota de vino ya ha pasado a la historia de Logroño y ¡sólo tiene cinco años! El bar que dirige Quique -también responsable de Lorenzo, mítico por sus famosos 'tío agus'- es el primer intento de establecimiento de vanguardia del entorno de la calle Laurel. Ha conseguido hacerse con un hueco entre los paladares más selectos con una cocina ágil que casa minimalismo con tradición. ¡Siempre está a tope!

El pincho de la casa es la pura definición del minimalismo riojano. Se llama zorropito y tiene un poco de todo lo que hay que tener. Vamos, que tiene carácter y mucha mucha muuuucha clase. Es un bollito de pan con un poco de ali oli, un trocito de jamón de york , queso y lomo o bacon. Recomendable chuparse los dedos después de comerlo.

Bajo el moderno nombre de Gárgonich se esconde uno de los bares más castizos de la calle Laurel. Mila y Lourdes, sus propietarias, dan fe de ello puesto que son dos mujeres con "las raíces muy arraigadas en el Logroño del ayer", como indican ellas mismas. Son 16 metros cuadrados de bar repletos de recuerdos, apretadas conversaciones del Logroño chiquito y la pasarela de la Gran Vía; de nuestro Ebro y sus inundaciones y las casas derruidas por los avatares de la vida. Lo dicen Lourdes y Mila: "Gárgonich es un cachito de nuestro antaño actualizado en cuatro paredes que rezuman espíritu entrañable, cariño y buen hacer".

En la barra del Gárgonich los pinchos se 'pegan' por ser los favoritos de la animada clientela. Están 'enchufados' los gargonitos (carne picada de ternera y lomo en forma de hamburguesa con ketchup, cebolla y queso; está tostada al horno) y los tronquitos (riquísimo pan de cereal con varios tipos de revueltos para elegir: pimiento de piquillo; setas con jamón; y brotes de ajo con gamba).

Lugares muchos que visitar, gente buena y sana, así es Logroño, una experiencia que merece la pena vivir sin duda.